Sathya Mariluz es la
estudiante peruana que creó un juego de mesa que promueve el conocimiento de la
cultura peruana de una manera lúdica para fortalecer la identidad nacional.
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Wakkeball War Recrea la leyenda de la
ciudad perdida de Paititi y ahora cuenta con un aplicativo móvil.
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Es
un juego que recrea la leyenda de la ciudadela perdida de Paititi con cuatro
personajes como participantes: los españoles, incas, huarayos y silfos. Ellos
tienen que usar las cartas de retos, ataques, defensas y preguntas para avanzar
por todo el tablero, que es el mapa del Perú y llegar a Madre de Dios, en donde
se encontraría Paititi.
Cuenta
con un aplicativo móvil que se puede descargar en Play Store o Google Play,
llamado Wakkapp, con más de 500 preguntas sobre Perú. En las últimas semanas
surgió esta idea y el grupo del colegio decidió trabajarla juntos.
“Destaco
mucho la presencia de mi aula aquí, pues fueron las personas que me apoyaron
para trabajar la idea y las personas que dieron su voto para que representara a
la empresa como Gerente General”, dijo Mariluz García.
Actualmente,
Sathya Mariluz, es presidente del Club Interact Abraham Valdelomar, patrocinado
por Rotary International, y creadora intelectual del juego de mesa Wakkeball
War.
Interact
es un club que ofrece la oportunidad a jóvenes de entre 12 y 18 años a marcar
la diferencia mientras se divierten y su lema es “A divertirse sirviendo”.
Todos los clubes Interact alrededor del mundo, realizan un proyecto anual en
pro de su comunidad y para promover la comprensión internacional.
En
este caso, el año pasado se asistió regularmente a un albergue de madres
adolescentes, que tenían de entre 11 y 17 años. Pero no solamente se daba
donaciones, sino también les hacía crecer como personas, puesto a que brindaban
diferentes talleres.
En
un momento, Mariluz García, se convirtió en líder del taller de Desarrollo de
Talentos, un taller en donde reforzaban las habilidades que poseían y enseñaban
otras. Realizan talleres de costura, manualidades, expresión oral y habilidades
interpersonales, todo ello con el fin de que su futuro sea el mejor.
Asimismo,
tuvieron un taller de emprendimiento para que sepan cómo dirigir una empresa,
taller de cocina, taller de cultura y también el taller de “Aprendiendo a ser
mamás”, entre otros. Ello ha servido ya se ha visto cambios muy significativos
al final del año, puesto a que tenían más confianza consigo mismas, se
expresaban mucho mejor y lograban comunicarse de manera afectiva.
Fuente:
La República
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