Se acaba de publicar el libro San Pedro de Lima, Antiguo Colegio Máximo de San Pablo, editado por el BCP. El volumen muestra su historia y colección de arte.





La histórica Iglesia de San Pedro, ubicada en el Centro de Lima, cuando se fundó por la Compañía de Jesús, en 1568, se llamó Colegio de San Pablo. Durante la colonia también fue el aposento en donde los padres Bernabé Cobo y José de Acosta escribieron sus respectivas crónicas. Asimismo, se convirtió en la antigua Botica de San Pedro. Y en tiempos más cercanos, en la Guerra del Pacífico, sirvió de asilo al general patriota Andrés Avelino Cáceres, donde curó sus heridas. Además, la iglesia de San Pedro no solo es un templo de fe, sino también un verdadero museo de arte. Estas son algunas de las revelaciones que podemos hallar en el hermoso libro San Pedro de Lima, Antiguo Colegio Máximo de San Pablo, publicado por el BCP, el 45° volumen de su colección “Arte y Tesoros del Perú”.
El libro, en su primera parte, que echa una mirada a la historia y significación del templo, reúne los trabajos e investigaciones de John W. O’Malley S.J., Gauvin Alexander Bailey, Pedro Guibovich, Juan Dejo S. J., Fernando Roca S.J. y Enrique Rodríguez S.J. En la segunda, sin dejar de contextualizar la historia, estudia las colecciones artísticas de todo el complejo monumental del templo.

En realidad, el volumen es un verdadero rescate en los planos de la historia, el arte y pensamiento (religioso). El motivo de su publicación precisamente es en conmemoración de los cuatro siglos y medio del establecimiento de la Compañía de Jesús. Los jesuitas no solo eran evangelizadores, sino también, por las indagaciones que hacían, eran propiamente los intelectuales de la época. Está demás decir que organizaron sus bibliotecas y aprendieron el quechua con el propósito de conocer el pensamiento andino.
historia y arte

Cuando arribaron los jesuitas al Perú, pocos años después de la fundación de Lima, crearon el Colegio e Iglesia de San Pablo, dicho sea de paso, la primera fundación que hace la Compañía de Jesús en el continente americano. Y se erigió como casa matriz de los seguidores de San Ignacio de Loyola. Su ubicación fue estratégica, pues se convirtió en el epicentro del desarrollo de la educación, cultura, ciencias y arte en la colonia.
Este esplendor, sin embargo, fue interrumpido en 1767, cuando el rey Carlos III ordenó a los jesuitas abandonar el país. El libro por primera vez muestra la esquela de expulsión con la que el virrey Amat ejecutó la medida.

Poco después, el Colegio de San Pablo fue entregado a la congregación del Oratorio de San Felipe Neri, a cargo entonces del hospital de San Pedro. Y es partir de aquí que la iglesia San Pablo, por memoria de los limeños, se cambia el nombre a iglesia de San Pedro, tal como se la conoce en la actualidad.
Para Ramón Mujica Pinilla, Rafael Ramos Sosa y Luis Eduardo Wuffarden, la iglesia de San Pedro es también todo un museo de arte. Es más, museo cosmopolita porque el tesoro artístico que conserva proviene no solo de Madrid, Sevilla, Milán, Nápoles sino incluso el extremo oriente. Rescatan artistas foráneos como Bartolomé Román, Gregorio Fernández y Juan de Mesa. Y de nuestra parte, además de los anónimos, el limeño Cristóbal Lozano. La Iglesia de San Pedro vale un Perú.

Fuente: La República